
Para algunos padres no encierra mayor dificultad:
“No hizo falta mucha información para aceptarla, nos bastó con saber que era un bebé con este síndrome y por que había ocurrido. Ni se nos ocurrió no llevarlo a casa, era nuestro hijo, no importaba lo que tuviera”.
Otros padres tienen que esforzarse consciente y enérgicamente al principio:
“Me vino bien salir del hospital y dejar allí al bebé. Esto nos dio tiempo de calmarnos y de hablar sin abrumarnos. Nos sentíamos forzados a tomar una decisión apresurada y cuando le trajimos a casa, fue lo apropiado para todos.”
Con otros padres debemos permitir que el tiempo ponga remedio:
“Yo me reintegre a la raza humana cuándo cumplió los cuatro meses.”
Algunos padres dicen que aceptan al niño, pero en realidad no lo hacen:
“Yo no rechazo a mi hijo, sino al Síndrome de Down.”
A menudo los padres se quejan de que la gente, especialmente los parientes y profesionales bien intencionados, insisten en que deben aceptar al niño deficiente de forma fatalista. Esta actitud a menudo sólo agrava la depresión. Mientras que los padres suelen aceptar al niño, muchos no pueden aceptar la discapacidad de esta manera tan fatalista.
En vez de esto, intentan buscar formas constructivas de superar la discapacidad. Es por esto, que se debe “Aprender a vivir con la discapacidad”, ya que se esta consciente de que esta ahí, pero se buscan formas de salir adelante ya ayudar al niño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario