Los niños con discapacidad, como los grandes transformadores, parecen decir: venimos a contradecir. Al romper nuestras expectativas ponen de cabeza el mundo de sus papás en el cuál, creían que todo estaba bajo control.
Ser padres de un niño con necesidades especiales es un reto que estruja el corazón. Para enfrentarlo se debe echamos mano de la personalidad, de los recursos emocionales, la cantidad de éxitos o fracasos que encuentren a lo largo de su vida y el tipo de apoyo con el que cuenan por parte de la familia y la comunidad en que viven. Nadie puede ser mejor padre que persona.
Para poder vivir y crecer con un hijo con necesidades especiales necesitan, primero, aprender a vivir consigo mismos.
En este aprendizaje hay algo fundamental: terapeutas, médicos y maestros puede haber muchos y excelentes, pero el papel de mamá o papá sólo lo pueden hacer ustedes. Esa es su mayor ventaja.
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